El último año del
siglo XX, fue un año trascendental para mí, fue el año que proclame mi
independencia y empecé a vivir sola. Mi primer departamento me daba más penas
que alegrías, pero era mi espacio, muy reducido claro está, pero un espacio
solo mío.
Estaba cursando mis
últimas materias en la Universidad, estudiaba inglés con muy poco éxito, hoy
por hoy sigo hablando “espanglish”, y pagaba las cuentas a penitas con un
trabajo de Hostess en un restaurante de comida Tex-Mex.
Durante mi primer
año de libertad el dinero nunca sobro, muy por el contrario siempre llegaba al
final de mes con el bolsillo casi vacío, por lo que tuve que ingeniármelas y
volverme muy creativa para no privarme de los pequeños placeres que me hacían
feliz.
Uno de esos
placeres que me ha acompañado toda mi vida, es el gusto por la lectura. Mi papá
me regalo mi primer cuento en mi cumpleaños número cinco y desde entonces tener
un libro en la mano ha sido una bonita costumbre para mí. En esos días
comprarme un libro era un lujo que definitivamente no podía permitirme, cuando
la ecuación era comer o leer.
Justo en la esquina
de mi trabajo había (hay, todavía hoy día está ahí), una plaza comercial y
dentro una tienda de cadena que entre otras cosas, vendía libros. Después de
varias visitas “casuales” y de hojear
varios libros, decidí escoger un libro para leer, el libro elegido fue
“12 cuentos peregrinos” de Gabriel García Márquez.
El libro me atrapo
enseguida, por primera vez imaginaba el olor a nostalgia que el autor tan extraordinariamente
describía, sus páginas letra a letra me envolvían en historias fantásticas de
mundos que parecían tan lejanos.
El gerente de la
tienda no tardó mucho en reparar de mis actividades, no estoy segura si me
delato que todos los días llegara a la misma hora, 13:00 hrs pues entraba a
trabajar a las 14:00 hrs, o que eventualmente me volví descarada y empecé a
doblar la orillita de la página para marcar en donde me había quedado. Nunca me
dijo nada, fue un cómplice silencioso durante los meses que su sala de ventas
se volvió mi biblioteca particular.
Cuando termine “Doce
cuentos…” estaba irremediablemente enamorada de García Márquez. Le siguieron “Crónica
de una muerte anunciada”, “Del amor y otros demonios”, “Noticias de un
secuestro” sin duda mi favorito.
Gabriel García Márquez nación en Aracataca, Colombia.
El domingo 6 de marzo de 1927 “…a las nueve de la mañana” justo como lo refiere
en su biografía “Vivir para contarla” (2002) – ¿la han leído?, Es fantástica-.
Fue el primer colombiano y el cuarto latinoamericano en recibir el Premio Nobel
de Literatura (1982), exponente del realismo
mágico que es un género meta-lingüístico y se interesa en mostrar lo irreal
o extraño como algo cotidiano y común. Su finalidad no es crear emociones, sino
más bien expresarlas.
Más de 40 obras que incluye además cine y teatro,
escritor multi premiado, aplaudido por su genialidad y cuestionado por su
pensar político. Un hombre de muchos matices sin duda.
El jueves 17 de abril, estaba por salir a comer cuando
en las Redes Sociales me anunciaron que había muerto “El Gabo”; sentí un
dolorcito en el corazón, quizá porque inevitablemente mi mente voló a esa época
en donde furtivamente leía sus libros, y soñaba con conocer tierras lejanas y
hasta entonces desconocidas para mí y fue entonces cuando de pronto y sin
querer, percibí el olor a nostalgia.
Felices letras!